Azitromicina y sus riesgos en el embarazo

No se dispone de datos adecuados en embarazo, estudios de reproducción animal muestran que pasa a través de la placenta, seguridad no establecida. Administrar si el beneficio compensa el riesgo. (Vademecun 2018)

La azitromicina se clasifica dentro de la categoría B de riesgo en el embarazo. Los estudios de reproducción en animales han demostrado que la azitromicina atraviesa la placenta, pero no han revelado evidencias de daño al feto. La seguridad de uso en el embarazo humano no ha sido establecida. En embarazadas sólo debe usarse cuando no haya otra alternativa disponible. (Vademecun 2018)

No se recomienda su uso a menos que sea claramente necesario.

Los modelos animales que recibieron dosis moderadamente tóxicas para la madre no lograron revelar evidencia de feto o teratogenicidad. No hay datos controlados en el embarazo humano. (DRUGS 2019)

Se ha informado que el uso profiláctico de azitromicina puede disminuir la pérdida de embarazo relacionada con el procedimiento y puede ser seguro en mujeres embarazadas.

La eritromicina y la azitromicina se utilizan en el tratamiento de infecciones por clamidia endocervical y neumonía por micoplasma en pacientes obstétricas. La azitromicina puede ser más efectiva contra las infecciones endometriales porque proporciona niveles importantes de tejido durante un período prolongado. El paso transplacentario de azitromicina es limitado, y generalmente se acepta que la azitromicina y otros antibióticos macrólidos son seguros en el embarazo. 

La pérdida de embarazo mediada por infección o endotoxemia puede prevenirse mediante el uso de azitromicina durante el período de embarazo. (Er 2013)

Las recomendaciones actuales del Centro para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos enumeran la azitromicina como un fármaco de elección para la población no embarazada, pero como una terapia alternativa para la paciente embarazada.

 En el caso de las poblaciones infectadas por clamidia, los beneficios del tratamiento de la infección superan potencialmente los posibles riesgos asociados con el medicamento, dado que la transmisión perinatal de la infección puede ser muy preocupante. (Sakar 2006)